La Torta del Casar es, posiblemente, uno de los quesos españoles más singulares. De hecho, más que de un queso, aunque lo sea, tenemos que referirnos a él como “torta”. Es decir, la Torta del Casar es un queso de una cremosidad tal que llega en ocasiones a una fluidez casi líquida. Esto no significa que en determinadas épocas del año, dependiendo de la calidad de la leche, el resultado cuaje más ofreciendo un aspecto acorde con el de un queso tradicional. Se produce al norte de la sierra De San Pedro, en la provincia de Cáceres. Actualmente se encuentra protegida por una Denominación de Origen europea.
Un queso antiguo
Estamos ante un queso de origen antiguo (1.291) y buen representante de la cultura de la trashumancia que impregna a toda su zona. Se elabora siempre con leche cruda de oveja entrefina, cuajada con cardo silvestre (Cynara cardunculus) . Estos quesos tienen forma cilíndrica y un peso aproximado de 650 gramos por pieza.
Su corteza es semidura y puede aprovecharse, una vez terminando el queso, para gratinar pastas a las que les concede una intensidad y complejidad fuera de lo común. Por lo que respecta a este queso cremoso podemos decir que su pasta es muy untable, de color blanco amarillento, bastante graso, muy intenso y un toque amargo procedente del tipo de cuajo utilizado. Su paladar es de una complejidad que los amantes del buen queso nunca pasarán por alto.
Recomendamos sacar el queso a temperatura ambiente para que se atempere antes de su consumo, de esa manera se expresará en todo su potencial. La forma más tradicional de consumirlo es abriendo una tapa circular en la superficie de la corteza para permitir que los comensales puedan tomar la cantidad deseada para untarlo sobre pan.
El acompañamiento de este queso pide, necesariamente, vinos tintos con fuste, Ribera del Duero, Priorato, Bierzo o Sierra de Gredos
Bastante espeso! porque?
La Torta del Casar varía mucho su textura dependiendo de la época del año. Puede pasar de ser muy líquida a bastante consistente.