El Raclette es un queso semicurado con origen en el cantón de Valais. Siempre se presenta en forma de una gran rueda de 6 kg. aproximadamente. El Raclette hace poco consiguió la AOC tanto en Suiza como en Francia. Su periodo de degustación óptima se extiende de noviembre a febrero.
La palabra que le da nombre hace referencia a una forma valaisana de consumir estos quesos, derritiéndolos y compartiendo la fuente. Esta es una tradición muy suiza, pero también francesa. Esta forma de consumir el Raclette ofrece la posibilidad de organizar cenas o comidas con una dinámica fuera de lo común. Aunque en España no estemos acostumbrados a ello, merece la pena adentrarse en las maravillas que ofrece una buena fondue.
Es un queso de corteza oscura y pasta blanda y untuosa, con ojos y cremosidad muy sutil. Se puede consumir derretido sobre tostadas o sin derretir con un pan de leña crujiente. Aunque la manera más tradicional es consumirlo fundido, también se puede consumir de forma directa. Su cremosidad y riqueza de matices en el paladar hace de esta experiencia un momento delicioso.
Una delicia poder combinarlo con vinos blancos con fuste, como un buen cava envejecido en barrica del tipo que ofrece Agustí Torrelló Brut Nature Barrica, o un tinto con personalidad y sutileza como el mallorquín La Faula.
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